Mi aventura nórdica termina aquí. Un año más tarde. Pasé de vivir en una gran urbe como es Barcelona con 1.200.00 habitantes a un pequeño farmland en el que solo vivían 70 personas. Me conocían todos, dejé de ser anónima. De disfrutar de una buena peli en la filmoteca a sufrir congelación en una mano mientras hacía el cabra en la cima de una montaña con una moto de nieve, a -23ºC. De largos desayunos en la plaza de la Virreina a infinitas noches que no dejaban paso al amanecer hasta altas horas de la mañana. De estar siempre rodeada de gente a encontrarme en las entrañas de mis pensamientos. De decir que sí a todo a aprender o decidir que es lo que realmente quiero mantener y lo que no en mi vida. A apreciar las cosas realmente importantes. A disfrutar de un día de sol. A terminar todo aquello que empecé.
Empecé mi año aquí, en Noruega, después de rellenar mi cuaderno con garabatos durante 12 meses estoy lista para irme. Para emprender algo nuevo, diferente, especial.
Una vez más se que no va a ser fácil, he elegido el nivel experto, o algo así y puede que me tire de cabeza a una piscina completamente vacía. Puede. Pero creo, estoy convencida, de que la piscina tiene agua, si no hasta arriba por la mitad. Tengo, vamos, a terminar de llenarla y a hacer de esto el viaje de nuestras vidas.
Así que muy apenada me despido de este país que tan bien me ha tratado este año. En el que tantas cosas he vivido y he aprendido y en el que tan loca me he vuelto en verano cuando sólo tenía 1 hora de casi oscuridad. Voy a echar de menos la burbuja del norte. Ahora, ya puedo volver al sur.
mucha suerte en este nuevo punto de salida,o de entrada,o de lo que sea.
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