Después de estar trotando por España, he vuelto a casa. Con las ovejas, las vacas, esa sensación de frescuara que puedes notar por las mañanas después de haber estado lloviendo toda la noche...
Estoy empezando a hacer repaso de todo lo que he vivido aquí, de todas las cosas buenas que me han pasado y de todo aquello que he conseguido dejar atrás en mi vida porque en algún momento de esta me hizo daño. He conocido a mucha gente, con los que he vivido cosas inolvidables, de los que he aprendido y que han ayudado a que este sueño sea real. He pasado parte de mi tiempo libre de "road trip", visitando esto y lo otro, aquí y allá.
Finalmente, tenemos que ser realistas, haciendo realidad un sueño, si es cierto, pero tampoco nos podemos pasar.
En estos dos últimos meses me toca decidir donde voy a vivir y de que voy a trabajar. Soy consciente de que no estoy en mi país y de que este paso va a ser todavía más complicado de lo que fué hacer las maletas y venir. Lo bueno de todo es que aquí soy feliz. Aunque esta ciudad no es sitio para mí, demasiado pequeño demasiado lejos.
En el mes que estuve en España estuve pensando en las cosas buenas y las malas de Bergen, así como en las de Oslo. En mi última visita estaba casi convencida de que ésta iba a ser descartada. Y la de vueltas que da la vida... aún y teniendo todas esas cosas malas tiene un encanto especial que me enamora, será la gente, tal vez sean los autobuses rescatados de la URSS o los yonkis que siempre saben a que plaza volver. Tal vez tiene algo que me recuerda a Barcelona, algo típico desagradable de gran capital que me hace sentirme más cerca de casa.
Sea como sea.. estoy casi en el camino.
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