lunes, 21 de febrero de 2011

Capitulo 25. 800 gramos de Solomillo.

Cuando pienso en el invierno me imagino... pues eso, nieve, frío, lluvia, abrigos y botas. Ahora se que es mucho más que eso. 


Hacer un viaje de unas tres horas y media por rutas de invierno es algo tremendo. Mientras en el asiento del copiloto alguien va leyendo la prensa del día...  Tres excursionistas encontrados muertos en Sirdal, un sueco, un alemán y un danés. El cuarto, a día de hoy se encuentra en paradero desconocido. Se encontraban a unos 800 metros del refugio..pero hacia tan mal tiempo que no pudieron encontrarlo de vuelta. Murieron congelados, encima de la nieve. Mientras escuchaba la escalofriante lectura miraba por la ventana del coche. Por suerte la luna era tan grande que creo que casi podía tocarla. El cielo estaba tan despejado que era imposible pensar que no iba a hacer solo los próximos días.


No es nada mágico ver como el termometro del coche va bajando cada vez más. Darte cuenta de que la botella de agua que habías comprado en el ferry se ha congelado. Y mucho menos... que las carreteras estén cada vez más y más heladas y que tengas muros de nieve cada vez más altos. No, no es nada divertido no saber si estás sobre el asfalto o....vete a saber que. Pero es muy divertido jugar con el freno de mano. La adrenalina empezaba a hacer acto de presencia. Pero eso no era nada comparado con lo que me esperaba. 




Llegar por fin al destino. Que te estén esperando con una increible pizza y una infinidad de botellas de  Marqués de Cáceres...es de esas cosas que no tienen precio. Con una temperatura exterior de unos -15ºC  y la interior de unos 27ºC , para que me sienta como en Barcelona, dicen. 


Unas copas de vino mas borrachos nos acostamos. Miré por la ventana de mi habitación y no podía ver nada. La nieve llegaba a una altura inimaginable. Y si, como es obvio, eché mano de San Ibuprofeno, para levantarme perfecta a la mañana siguiente.


Breakfast at nine. En sábado? Terrible.  Sales a desayunar con unos pantalones extra-térmicos, una camiseta más extra-térmica todavía y con las sabanas marcadas. Ready para esquiar. Finalmente decidimos no subir a montaña a esquiar, ya que fueron a explorar por la mañana temprano y la cosa estaba un poco mal, demasiada nieve. Así que nos quedamos delante de casa... 
Hay cosas que solo me pasan a mi. Se me rompe la fijación, me hundo y....oh..oh...agua! Claro, Anna, estamos encima de un lago. QUE?!?!?!!? WTF?!?!!?!? Sabes...cuando quieres morirte? Pues yo queria no hacerlo, así que salí como pude de aquel infierno y volvi a casa rápida y veloz. Entrando por la puerta Sven, me dijo que no me quitara nada...que nos ibamos a jugar con las motos. Motos de nieve. 
Es lo más  divertido que he experimentado hasta el momento. Sabes...cuando no puedes dejar de reir?  Subir fué divertido. Conducir fué incréible. Volar sobre la nieve...algo ALUCINANTE. 


Una vez abajo, en casa, nada podíavolver a ser como antes. Ahora si que estoy realmente convencida de ello. Estoy en la cresta de la ola. Donde siempre he querido estar. He encontrado ese lugar en el mundo que todos anhelamos. Lo tengo. Es como vivir un sueño, lo único que esta vez...es de verdad.

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