domingo, 27 de marzo de 2011

Capitulo 43. En algún lugar del mundo las cosas son diferentes.

Odio las leyes absurdas de este país. 


Esto de que solo se pueda comprar alcohol, y no del de curar precisamente, en las Vinmonopolet  es un verdadero coñazo. Para empezar, porque está por las nubes. Mis sueños de preparar una mojitada para la noche de ayer se desvanecieron completamente cuando fui a encargar la botella por la web. Que entre otras es más cómodo, porque no tienes que desplazarte a la otra punta del fiordo y además te lo traen a la puerta de casa sin coste alguno, como una señora. Por razones algo más que obvias me negué a pagar los 62€ que costaba la susodicha.  


No, no, no i no. 




Así que pasado el engorile, mi vida transcurrió con total normalidad. El sábado por la tarde me acerqué al súper, a comprar algo para cenar y algunas cervezas. Está permitido vender alcohol en los supermercados pero con una graduación máxima del 4,7%, además no está mal porque tienen bastantes cervezas de distintas partes del mundo, así que puedes elegir. Eso si, a precio de oro. Eran las 18:19h, winter time, cuando fuí a pagar. Y no va y me dice el cajero que me he pasado de 19 minutos y que no me vende las cervezas!!!!!!!!!!!!!!!!!! 
Por suerte AK se presentó con un par de botellas de vino y otra de cava. Si, si, cava. No estaba bastante bueno, demasiado dulce. Pero por suerte coincidimos muchos en que el Marqués de Caceres nos gusta. Así que finalmente disfrutamos de una agradable cena. Y una noche de fiesta en el centro con mucha gente...diferente. La fiesta norteña no tiene mucho que envidiarle a la barcelonesa, parece que añoro menos mis garitos favoritos del centro, sobre todo, por el precio de las copas, a excepción de la cerveza, que la venden a precio de oro, todo lo demás va más o menos...igual, quizá un poco más. 


Y nieva y nieva y nieva. Vivo en un país con dos inviernos el blanco y el verde. Creo que al próximo, que seguro que lo hay, me busco uno tropical.  

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